Respiramos profundamente. Enviamos el aire que respiramos a los brazos y piernas para que estén fuertes y así mañana poder saltar, correr, dibujar, escribir y pintar.
Seguimos respirando profundamente y enviamos el aire hacia el cerebro. Así mañana podremos tener muy buenas ideas, pensar, crear, imaginar, y sobretodo, sobretodo, resolver los problemas que nos vayan surgiendo durante el día.
Y por último, volvemos a respirar profundamente y enviamos el aire hacia el corazón. Notamos qué grande que lo tenemos, porque amamos a muchas personas y también sabemos que muchas personas nos aman a nosotros. Ésto nos hace fuertes y libres, y hace que estemos tranquilos y relajados.
Así, ya estamos dispuestos a tener sueños muy, muy agradables, pues sabemos que mañana será un gran día, lleno de oportunidades.
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